Deportes Veraniegos

martes, 14 de julio de 2009

Hoy no vengo a sacar a relucir las miserias de ningún pueblo, aviso, por si alguien ya me había encasillado.

El verano ha llegado y toca ponerse en forma para ligar en playas y piscinas, y qué mejor forma de hacerlo que practicando deportes. Para comentar las peculiaridades de algunos de ellos y daros varios consejos, aquí estoy yo, un atleta nato y feroz competidor que llevo unos días que no paro.
Si queréis prácticar un deporte completo y eres de los que piensas que el decathlón es de parguelas, nada mejor que el pádel. Con este juego ejercitas los brazos (para dar raquetazos), las piernas (para correr y alcanzar la bola), la puntería, la picardía (aka capacidad de hacer trampa) diciendo a tu rival que la bola ha botado fuera cuando da en la línea e incluso haces senderismo cuando tienes que ir al monte cada tres minutos para coger las bolas que has embarcado. En resumen, el pádel es como el cerdo, de él se aprovecha todo.

Pero con el pádel se suda bastante, así que para continuar con la actividad es conveniente darse un refrescante baño en la piscina. Ahí, la gente suele nadar de un lado a otro, lo que en el argot piscinero se denomina hacer unos largos. Sin embargo, dicho ejercicio está ya muy manido. Si sois originales, os gusta hacer algo distinto, nuevo e impactante, y además vais en grupo, mi consejo es que practiquéis natación sincronizada. Meterse en el agua y realizar coordinadamente movimientos acuáticos es complicado, por lo que al principio parece que se está haciendo artrosis desincronizada. Pero cuando acompasáis todos y cada uno de vuestros ejercicios, es muy gratificante, y si eres bueno incluso optarás a una plaza en las próximas paraolimpiadas. Además, te has ganado tu recompensa: mudarte a la piscina de los niños pequeños, cuya temperatura habrán caldeado como sólo ellos saben hacer. Eso sí, probablemente el/la socorrista os haya tomado por locos y mejor será que os olvidéis de intentar ligar con ella y/o pedirle/darle el msn.

La piscina es algo muy artificial, y no todo el mundo dispone de ella. Algo más público es la playa, y ahí se pueden hacer grandes cosas con muy poco material: un balón y unos amigos. En cualquier buena playa que se precie, el ayuntamiento se habrá recalificado ahí unas redes de voley-playa para uso municipal. Así que ya sólo tenéis que colocar vuestras chanclas a modo de vértices y "pintar" el campo arrastrando los pies haciendo líneas lo más rectas posibles, y a jugar se ha dicho. ¡Pero cuidado! Si en tu equipo va alguna rata con la que mantienes una profunda enemistad, vigila tu espalda. no vaya a que su carácter poco competitivo y muy rata lo conduzca a sacrificar un punto a cambio de realizar el saque apuntando a tu espalda (o tu cabeza) en lugar de hacia el campo del rival. Además de ser un deporte en el que ejercitas brazos y piernas mediante golpeos de balón y saltos, puede ser divertido ver como algún jugador poco ducho en la materia se autogolpea con el balón en la boca o en el pescuezo.
El voley-playa tiene su modalidad en la que se juega sin red, dentro del agua y todos contra todos. En algunos lugares de nuestra geografía se conoce con el tenebroso nombre de 1-X-2, y la mecánica se resume en que un jugador echa el balón hacia arriba gritando ¡UNO!, otro jugador lo vuelve a echar hacia arriba gritando ¡EQUIS! y un tercero lo golpea fuerte diciendo ¡DOS!, con objetivo de impactar contra alguien y restarle así dientes vidas ficticias.

También en la playa, si sois amantes del balompié, podéis hacer vuestros pinitos en el fútbol-playa. Por alguna razón, no hay tantas porterías como redes de voley, así que tiráis de manual y al más puro estilo MacGyver volvéis a colocar las chanclas esta vez a modo de portería. No entraré en cómo resolver polémicas arbitrales del tipo "No, no ha sido gol, ha pasado justo por el poste" o "Ha sido alta, ahí no llego saltando, mira", pero sí os diré que cuidéis vuestros pies, ya que si os excedéis imitando a ídolos como Cuauthemoc Blanco podeís acabar con los tobillos y el empeine sangrando.

Un consejo suelto: si alguien os dice "si le das con el balón desde la orilla a aquellas pivitas que se están bañando a 50 metros, te pago una verde", no lo hagáis. Por muy bien que suene la oferta y muy ortopédicos que seáis pateando el balón, siempre puedes hacer el tiro de tu vida, que coja un efecto propio de anuncio de Nike y estar cerca de liarla parda.

Otra competición emocionante y divertida es la carrera de karts, si es en circuito urbano mucho mejor. ¿Que no tienes kart? ¡No pasa nada! ¡Coge un carrito del Carrefour! Sólo hace falta un compañero de aventuras, y por turnos, uno se monta y el otro conduce. Eso sí, puede ser peligroso activar el KERS en los cascos antiguos de las ciudades, de empedradas calles y altivas cuestas. Si sois gente con suficiente valor y coraje, podéis hasta competir contra coches reales. Esto puede ser peligroso, pero no pasa nada: si lo hacéis de noche, no os olvidéis del chaleco reflectante y todo en orden. Con esta actividad, mejora la fuerza de las muñecas al aguantar el constante traqueteo y la pericia para maniobrar vehículos.

Y para el final, el más apasionante de todos, un deporte de riesgo extremo, una aventura en la que no todo el mundo podría embarcarse... ¡el minigolf! En el minigolf, ser mediocre es fácil: basta con aplicar a la bola una sucesión de sosos y descafeinados golpes y meterla en el hoyo. Pero si quieres ir más allá, dar espectáculo hasta el punto de llenar un local de gente cuando unos minutos antes estaba vacío, y convertirte en leyenda, tienes que arriesgar, innovar, dar lo mejor de ti. Así surgieron en su día golpes míticos, como el home run (que consiste en enviar la pelota a la calle a pesar de existir una berja que pretende evitarlo), el bati-cao (menear el hierro a diestro y siniestro dentro de algún obstáculo para sacar la dichosa bolita) o el siempre aclamado percutor (golpear con el palo la valla que delimita el campo en lugar de la bola cuando ésta última se queda pegada a ella, varias veces si es necesario, para deleite del público). El minigolf no sirve como entrenamiento para conseguir unos músculos uber-desarrollados, pero aumenta el nivel de competitividad hasta límites que ni siquiera imagináis.

Si todo lo que acabáis de leer no os convence, siempre podréis jugar al poker por internet. Es entretenido y podéis ganar un puñado de créditos virtuales que no sirven para nada...

5 comentarios

kAnEdA dijo...

Qué cabrones xDDD. Os lo habéis pasado mal en Benidorm, ¿no? xDDD. ¡Me quedé con las ganas de ir! Otra vez será xdd. Espero que os bebierais una verde a mi salud.

Por cierto, qué curioso lo del panchito saltarín, nunca había visto hacer esa mierda de regate a nadie de verdad. Le gustaría mucho Oliver y Benji o algo al tío.

14 de julio de 2009, 13:38
Sebas dijo...

Teníamos que haber hecho algún vídeo para enseñar a la gente a practicar natación sincronizada en piscinas de 30 centímetros de profundidad o a conducir carros por rampas del 15% de pendiente

14 de julio de 2009, 19:13
No es lo mismo beber una verde debajo del agua del mar q agua del mar con un algo de verde debajo dijo...

El problema de las carreras de Kartrrefour es que corres el riesgo de que te tiren cosas y acabes como Massa, que esos de la cafeteria del final tenian miradas aviesas.

PD: Y q conste q el coche aquel puso el kers, q si no no me pasa ni de coña, aun con la pesima adherencia (aderenciah, haderencia, aderhnecia, hhhhhhh, ...??) en las curvas, pq el maik no me hacia efecto suelo ni nada el condenao.

25 de julio de 2009, 18:49
Anónimo dijo...

Pero qué me estáis contando???, esto más que un blog es una conversación de messengers de cuatro mataos, dejar el blog y dedicaros a algo que se os de bien

30 de julio de 2009, 18:11
kAnEdA dijo...

¿Quién eres rata? Revela tu identidad y no critiques como un cobarde.

30 de julio de 2009, 19:57

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